El Apocalipsis / La Angustia de Jacob
«Todo el que procure preservar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la conservará».
Lucas 17:33 LBLA
Muchos se arrepentirán y tornarán a Jesús durante la Gran Tribulación, incluyendo los que eran cristianos nominales antes del rapto. Habrá algunos sobrevivientes (Mateo 24:22), pero la mayoría de los creyentes pagarán su salvación con sus vidas e irán a estar con el Señor en el Cielo (Apocalipsis 7:9-17). Un fragmento de esta profecía:
Y uno de los ancianos habló diciendome: «Estos que están con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?» Y yo le respondí: «Señor mío, tú lo sabes». Y él me dijo: «Estos son los que vienen de la gran tribulación, y han lavado sus vestiduras y las han emblanquecido en la sangre del Cordero».
Apocalipsis 7:13-14 LBLA
Será el tiempo de la angustia de Jacob (Jeremías 30:5-7), una dificultad como nunca antes o después habrá, profetizada hace mucho tiempo antes del nacimiento de Jesús (Jeremías 30, Daniel 12 y Mateo 24). ¡No hay ablandamiento del golpe de este mensaje, ni forma de recubrirlo con azúcar! Esta parte de la historia nos da tristeza porque nuestro Padre Celestial quiere que todos se arrepientan y sean salvos (1 Juan 4:10).
Un par de Escrituras que muestran Su hermoso y noble corazón:
Mas Tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad.
Salmos 86:15 RVR1960
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
2 Pedro 3:9 RVR1960
Nuestro deseo, al igual que Él, es que cada persona libremente elija unirse al Reino de la Luz (1 Timoteo 2:3-4), pero hay una razón por la cual es necesario el Apocalipsis:
Para que esta historia Celestial pueda tener un final feliz, infinita paz y utopía, Dios necesita erradicar por completo la maldad y la rebelión, frutos del pecado (Gálatas 5:19-21). Es un ciclo vicioso que nunca acabaría, de no hacerlo. Para ayudarte a entender, el mal, pecado y la rebelión (Isaías 65:2), productos del ego (yo, yo, yo), siempre traen consecuencias que lastiman, y solo pueden resultar en un mundo quebrantado, fragmentado y lleno de dolor, odio, pobreza, orgullo, hambre, guerra, egoísmo, y muerte, como en el que actualmente vivimos; con estas cosas, la verdadera utopía y paz nunca serían posibles en un mundo donde aún existe el libre albedrío.
Esta es la razón por la cual el Creador del Universo, en Su infinito amor y misericordia, envió a Su propio Hijo amado, Jesucristo (Yeshua de Nazaret) a sufrir una muerte tan horrible y desgarradora por nosotros. De acuerdo a la ley universal, la cual nos fue otorgada en la Tierra a través de Moisés, el precio del pecado es la muerte (Romanos 6:23, Éxodo 20:1-17 y Levítico 20:6-22; leer todo Levítico 20). Solo el sacrificio de un cordero de pascua, perfecto e inmaculado, podría pagar la deuda y redimirnos; como pasó en Egipto con la sangre del cordero en los dinteles que salvó a los primogenitos de Israel del ángel de la muerte (Juan 1:29, Éxodo 12:3, 5, 7 y 13, 1 Pedro 1:18-19 y Génesis 22:8). Yeshua (Jesucristo), la Vida, y el hijo de Dios nacido en la carne, se convirtió en ese cordero en forma humana y murió en la fiesta de pascua llamada Pesach (1 Pedro 2:21-25); por Su propia voluntad Él dio Su Vida, Su sangre y Su carne (Mateo 26:26-28 y Juan 10:17-18), para rescatar a todos aquellos que se arrepienten de sus pecados con todo su corazón y acepten Su sacrificio (Juan 3:16-18). La muerte, el mal y el pecado habían entrado en la humanidad por la desobediencia de Adán y Eva (Génesis 2:16-17), y el único que podía vencer a la Muerte era la Vida misma nacida en la carne (Juan 1:4, Juan 14:6, 2 Timoteo 1:10, Hechos 2:24 y Apocalipsis 1:17-18).
Sobre el nacimiento del Mesías el profeta Isaías escribió:
Por tanto, el Señor mismo les dará esta señal: Una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel.
Isaías 7:14 NBLA
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Isaías 9:6 RVR1960
Estas profecías claramente establecen que el Mesías sería llamado Dios Fuerte, Padre Eterno y Emmanuel (que significa Dios con nosotros), lo cual es evidencia de Su naturaleza Divina.
La siguiente profecía de Isaías explica, hermosamente, porqué el Mesías vino primero como el Cordero de Dios, para redimir a los pecadores:
«Fue oprimido y afligido, pero no abrió su boca; como cordero que es llevado al matadero, y como oveja que ante sus trasquiladores permanece muda, no abrió Él su boca. Por opresión y juicio fue quitado; y en cuanto a su generación, ¿quién tuvo en cuenta que Él fuera cortado de la tierra de los vivientes por la transgresión de mi pueblo, a quien correspondía la herida? Se dispuso con los impíos su sepultura, pero con el rico fue en su muerte, aunque no había hecho violencia, ni había engaño en su boca… Debido a la angustia de su alma, Él lo verá y quedará satisfecho. Por su conocimiento, el Justo, mi Siervo, justificará a muchos, y cargará las iniquidades de ellos».
Isaías 53:7-9, 11 LBLA
(Leer todo Isaías 52:13-15 e Isaías 53).
El Eterno, Dios Altísimo YHWH, sabía que en nuestra propia naturaleza humana imperfecta nunca se podría alcanzar esta meta de redención, por lo cual también inspiró este ministerio. Él quiere que comprendas, te arrepientas y des tu vida a Cristo ahora (acepta la invitación, Romanos 10:8-11); prefiere que no vivas lo que ocurrirá durante el Apocalipsis. Tú tienes libre albedrío y es tu decisión qué camino tomar, Luz u oscuridad.
Sigue leyendo esta historia Celestial con un final feliz…